Volver al índice de poemas

¡SAN GENARÍN! ¡SAN GENARÍN!
Por Mª Pilar Alonso Álvarez (León)

Otro año conmemoramos y veneramos
a este  "Santín"
que subió a los altares  por ser un borrachín
mujeriego, jugador y parlanchín.

Le pilló "La Bonifacia", según las crónicas,
por estar haciendo aguas menores
sin contemplaciones
Otros dicen  que este santo
bebedor y vividor
subió a los cielos
por ser un bienhechor y salvador
pues a unos niños libró
de un atropello devastador.

Tiene su Cofradía
de la que es hermano mayor y fundador
Francisco Pérez Herrero
encargado de fomentar su embrujo
aunque sea con orujo.

Este año, la noche de Jueves Santo
celebramos además,
el egoísmo y la ambición
que inundan  sin pudor
pueblos, ciudades y comunidades.
No se libra la nobleza
y peligra la realeza.

Todo se desmorona sin remedio
y nos dice el presidente
que no hay forma  ni medio
de arreglar tal situación
a no ser apretando el cinturón.
A ver si obras un milagro
para tal desaguisado...

Como el de la expulsión
del la piedra del riñón,
pero esta vez,
haz que el cuerpo no devuelva piedras
sino monedas, y así con la devolución
no estalle una revolución.

Si estuvieras en este mundo terrenal
y te tocara vivir esta vida sin igual
no podrías disfrutar
de la lujuria y perversión
que llevaste con pasión
no pudiendo subir a los cielos
por pendenciero, bufón y fanfarrón.

Reconozco ser abstemia
pero te admiro y venero
por tomarte la vida de esa guisa
tan despreocupada y banal
tan a la ligera e informal
sin que nada te agobiara
y menos, el no tener un real
para gastar, en tan preciados tesoros
que eran para ti:
el vino, la juerga y el juego
y, ¿por qué no?, los toros.

Cuándo este año te vea
sobre la multitud resaltar
sabré que habrás bajado del altar
para con tus cofrades celebrar
aquella noche fatídica
que por parar a mear
te encontraste con la muerte
y os marchasteis a festejar.

No sé, si como en ciertas ocasiones
tu celebración prohibirán
pero seguro que tu espíritu
siempre continuará
proclamando esa noche
por siempre jamás
que la vida hay que vivirla
porque, sin darnos cuenta, se va
y cuándo quieras acordar,
no habrá: orujo, queso, pan y naranja
que lo puedan remediar.



Volver al índice de poemas