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IV CERTAMEN GENARIANO DE VERSOS BURLESCOS
A continuación se presenta un especial de todo lo relacionado con la convocatoria
del cuarto certamen celebrado en 2014.

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ELEVEMOS EL VASO A GENARO
Por Iván Ramos Fernández (León)

León, mi viejo y bello reino,
León de más de mil cien años,
¿Recuerdas en tu historia,
de romanos, reyes magnos
 y condados sublevados,
un personaje más grande,
que este al que aquí alabamos?
pues habiendo gente ilustre,
ninguno tan descarado,
que se bebiese de orujo
Cosechas por adelantado,
siempre pagando la ingesta,
que no por ser más borracho
iba a ser menos honrado,
que siempre pago en mano
y nunca con sobre blanco,
que nunca sacó el dinero
de su fiero león amado,
gustó invertirlo en negocios
estables y bien lucrados,
como la tasca del perrito,
en la plazuela del grano,
o en un hermoso conejo,
donde Casilda o maldades,
que no siendo de igual clase,
los dos son aprovechables,
uno por dar el pellejo,
y otro por su roce afable,
que los dos le daban calor
en nuestro invierno interminable.

Que aquí no se celebra
descalabro comunero,
que nosotros preferimos
celebrar tu beodo entierro.

Tanto, Genaro, te queremos,
Que aumentar deseamos
Con tu estampa las cartas,
Añadiendo un rey de putas
A tu amada baraja.

Dicen que el cáliz de Urraca
Es el antiguo grial santo,
Pero a nosotros esto
No nos ha importado tanto,
no adoramos continente,
si no lo que lleva el vaso.

Intercede buen Genaro
Porque no se nos aplique
aquí la ley ciudadana,
ni nos cobren el veintiuno
por recitarte unas salvas,
que seguro no te aplicaban,
por cantar una zarzuela
al son de una guitarra,
en el difunto bar polvos,
que con su nombre indicaba
lo que de noche te esperaba.

Que a ti Lamparilla quiso
Sentarte un día en el banco,
Como a ese del Madrid,
Que también dicen es santo,
Pero tu Pérez Herrero 
te siguió reivindicando,
y por ello aquí estas,
hoy en los cubos jugando
con la grada que más se anima,
que son tus aficionados
en el día de jueves santo.

Una manifestación
Contra la cultura establecida,
Como dijo el buen Carnero,
Que ya contigo fuma su pipa.
Ojala tuvieran principios
Los que mandan como tuvo el,
Sentándose fuera a comer
Por no traicionar lo que cree,
Pero aquí ya no hay creencias
Si no hay dinero pa coger,
Que aquí solo interesa
Llenar los bolsillos bien.

No hubo pecador más justo
Que este al que alabamos
En sus milagros bien se ve
Que a cada uno dio su tanto,
la Moncha desemputaste
por ponerte el sudario,
al sereno que robaba
tiraste desde lo alto,
que aprendan los jueces de ahora,
lo que merece el que toca
aquello que es sagrado,
que es lo que es de todos,
y se están llevando crudo
cuatro listos pelagatos.

Tus milagros no privatizas,
Que pregunten al nefrítico,
que vino de la sobarriba,
lo rápido que se atiende
en tus urgencias divinas,
que fue descapullar pajarete,
y la piedra ya salía.

Para la Cultural ya 
no te pedimos nada más
porque más que un milagro
sería un diluvio universal
que se lleve a sus rivales
y así en primera reinar.

Que hace ya mucho tiempo
De tu milagro sin igual,
En que tus evangelistas,
más que a penaltis y largueros,
al Hércules el orujo,
parecía habían dado a probar,
pues no veían por donde venía
esa engrasada cultural.

Esos cuatro evangelistas,
contigo los imagino
adobándose a su manera,
como en proverbios dijeras.
Luis en su cachondonia,
Bailando desnudo la conga;
Eulogio en su taxi,
Cantando alguna copla.
Porreto arbitrando ángeles,
Con mejor perder seguro,
Que el que de una patada
Cojeando le dejara.
Francisco haciendo arreglos,
Lo mismo en una boca,
Que en un coche deshecho,
Pero siempre con tiempo,
Para hacerte un romance
Con astucia y talento.

Otro año más Genaro
Nuestra ofrenda te damos,
Llenando esta carretera
De corazones exaltados,
Levantando el vaso tan alto,
Que casi desde el cielo
El orujo puedes probarlo.
Hoy nos brindas tu picardía
Para disfrutar sin recato,
Y no distingamos entre
El sueño y la vigilia
Al ser todo esto tan mágico.

En este cubo tercero
te adoramos borrachos,
En que la Bonifacia
Te dio tan malo trato
matándote a la mañana
con el pizarrín en la mano.



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COFRADÍA DE NUESTRO PADRE GENARÍN