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EL LEGADO DEL MAESTRO
Por Javier Castrillo Salvador (Tarilonte de la Peña - Palencia)

¡Ay, Genaro, Genarín,
golfo de la golfería,
el día que la palmaste
todo León se dolía!
Faro de los disolutos,
norte de los extraviados,
profeta de los polutos,
candil de los ajumados.
La diñaste, botas puestas
y el cipote entre las manos.
Aliviabas tus adentros
contra los muros romanos.
Bonifacia se llamaba
la que te dio el finiquito
cuando te ibas a tomar
el penúltimo chupito.
Bonifacia se llamaba,
tenía nombre de mujer,
te machacó las dos trancas,
¡Vaya forma de joder!
Las putas de San Lorenzo
te lloran todas a una:
que sin pasar por la piedra
no te dejaste a ninguna.
León entero sabía
que de todos los pellejos
tenías predilección
por las fundas de conejo.
Que no podías dormir
sin escarbar en la hura
de “ La Mocha ” o de “La Anselma”:
Rey de la galladura.
Fue esa fulana de Lugo 
quien recogió tus despojos
en la calle de Los Cubos.
No quisieron ver sus ojos,
¡Milagro! nunca más mingas
después de perder la tuya.
¡Qué las dabas, Genarín,
cuando clavabas la puya!
Te lloran en “Cá Casilda”
y en “ La Maldades ” también,
que clientes como tú
no se dan uno entre cien.
Por tabernas y figones,
por tugurios y cantinas
dejabas cuanto ganabas
entre orujo y garrafina.
“Francisquita” y “Bailabotes”
se suman en este luto:
Ya no serán sus burdeles
lo mismo sin tu canuto.
Y la taberna de “El Tuerto”,
y la del “Señor Epifanio”,
y la del “Tío Perrito”,
que no se acaba el rosario
de tascas y lupanares
que a diario frecuentabas
para darle a la botella
o al marido de las rabas.
¡Jodér, qué envidia, Genaro!
yo quiero ser como tú,
picando de flor en flor
todo el día y con salud.
Vamos a brindar por eso:
que en lugar de confesados
nos llegue la hora bebidos
y, por supuesto, follados.
Te pedimos, Genarín,
cambiando al tercio de varas,
que tu Santa Intercesión
nos libre de tanto “cara”
como hay en esta nación.
Empieza por lo más alto:
Ya no vale la corona
lo que valía un real.
Conocemos el percal:
si no es ladrón, es ladrona.
El siguiente de la lista:
Nuestro Jefe de Gobierno.
Si lo llevas al infierno
a Satanás le jubilas.
Su consejo de Pinochos
son todos más de lo mismo:
Atajo de mentirosos
atentos a sus bolsillos.
Fulmina los marquesados,
mejor que condes, condones.
A tomar p´ol culo patrones
que nos tratan como esclavos.
Han inventao los recortes
para joder al obrero.
No pueden ver que el dinero
llegue a manos de los pobres.
Se han cargao la educación,
la sanidad, la justicia.
Sólo crece su codicia...
¡Genaro, saca el rachón!
Dile que te eche un cable
al simpar Fermín Carnero.
Si hay currelas en el cielo
ya se le habrán afiliado.
Él sí que fue buen ejemplo
de lucha por la igualdad
Se nos marchó antes de tiempo
este hombre de verdad.
Volvamos ahora a lo nuestro:
Es noche de Jueves Santo,
dan las doce campanadas
y está la Plaza del Grano
a punto de reventar
para honrar a su paisano
más jaranero y procaz.
Ya pueden pecar de orgullo
nuestro cuatro evangelistas,
que aunque no falten capullos,
predominan los artistas
del chingue en este barullo.
Está “El Gafas” que no mea
y Luis Rico que no calla.
Nicolás Perez babea,
Pérez Herrero se explaya:
“Como no hay dios, compañeros,
que bien mereció la pena
aquella noche en “El Frade”.
Ya conoce el mundo entero
la vida, obra y faena
del patrón de los cofrades.
Hoy San Genaro el cachondo
nos convida al Carpe Diem.
Él sabía que en el fondo
es donde mejor se vive.
Sea en el fondo de un vaso
o en el fondo de una hembra,
que lo importante del caso
al fin y al cabo es que sea.
¡Y basta ya de monsergas,
ciñámonos a los hechos:
Habrá que afilar las vergas
y esperar siempre al acecho!
Propicianos, Genarín,
cogorzas y apareamientos.
¡Que no cese este trajín,
mecagüen los mandamientos!
¡Gozad de principio a fin,
y aprovechad el momento!:
Es la ley de Genarín...
Lo demás... sólo son cuentos.”



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