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IV CERTAMEN GENARIANO DE VERSOS BURLESCOS
A continuación se presenta un especial de todo lo relacionado con la convocatoria
del cuarto certamen celebrado en 2014.

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SIN TÍTULO
Por "Solito Trovador" (Astorga - León)

Los tiempos se repiten
y las almas van viajando
a lo largo de los siglos,
siempre ha habido momentos
de corrupción y de vicio,
donde poderosos brindaban
equinoccio con solsticio
en palacios que son templos
donde olvidar lo mundano.

¿Recuerdan estos escenarios
a los que vivimos ahora?
Responda el señor, la señora,
que en secreto de sumario
callaremos las miserias
de su ciudad, de su barrio…

Mas… ¿quién se acerca bebiendo?
mas ¿quién se acerca cantando?
¡Debe ser el caballero
que habían profetizado!
El que traerá la justicia
a éste país arruinado.
¡Es Genarín de León!
y hoy recitará sus gestas
un humilde trovador.

Con una botella en mano
y en la otra mano una vela,
avanza y se tambalea
un santito borrachín.
Da dos pasos, y tropieza,
mas no es que venga borracho,
es que en la Plaza del Grano
no han cambiado el empedrado
¡sigue siendo medieval!
y los del ayuntamiento
se sienten renacimiento 
y con tanto aburrimiento
es normal que al concejal
le apetezca hacer historia
y borrar de la memoria
esos trozos del pasado,
que a la plaza del mercado
si se le aplica un trazado
futurista racional
no tiene porqué quedar mal.
Con estos razonamientos,
según como sople el viento
desmontan la Catedral
y erigen en su lugar
un abstracto monumento
de algún oxidado metal.

Tras este torpe tropiezo
se equilibra el caballero,
levanta el orujo al cielo y grita:
¡Don Suero envíame un escudero!
y no tuvo que esperar.
Al instante apareció cual espectro
por la calle Apalpacoños
Francisco Pérez Herrero.

Genarín echó otro trago
y quiso entonar un canto
pero al levantar La Botella
la noche de Jueves Santo
invocó la maldición
y una flamante gobernanta
de la capital de España
se apareció ante el pellejero
y su perplejo escudero
del hombro de Gallardón,
el justiciero mayor…
- ¿Tienen ustedes permiso
para cantar en las calles?
quiso saber el ministro
- ¡Esto no es Madrid, señores!
Defendiose Genarín.
Y su rostro mudó el gesto

- ¡Corre Francisco! – gritó –
¡que viene la inquisición!
- ¡Pero si son otros tiempos!
- ¡Pues entonces, son los grises!
- ¡Pero si esos ya ni existen!
Y se les desencajó el rostro
al observar que la plaza
se llenaba de furgones. 
- ¡Debe ser la ley mordaza!
y ordas de antidisturbios
armados contra su pueblo
se tiraron sobre ellos.
Y todo se volvió turbio.

Ya llevan a Genarín
caminito a los juzgados.
Ya le llevan esposado…
y con un nudo en la garganta
ven pasar la procesión
los ciudadanos de a pie
por las calles de León.
También desfila una infanta,
va a enfrentarse con la Ley
del brazo de un cazador
al que han dado jaque al rey.
Ya desfila Genarín
a quien le llevan sin pruebas.
Se le ve triste y absorto.
Condenado. Resignado
se dirige al tribunal.

¡Pena de destierro piden
para Genaro de León!
Y multitudes de gentes
van con él a la estación.
En los medios nacionales
se hacen eco de este asunto
“tres o cuatro violentos”, dicen, 
“acompañaron al presunto
instigador de las protestas
desde la Plaza del Grano
a la Estación de Matallana”
Tenía que coger un tren
y abandonar la ciudad
pero el ministro de fomento
abortó el triste destierro
y sin mayor argumento
detuvo la integración
de los caminos de hierro,
y Genarín, muy contento
pudo quedarse en León,
pues congelaron la FEVE,
y los sueños leoneses 
fueron de nuevo invitados
a olvidarse de la historia
de un pueblo que condenado
se derrama en la memoria
del invierno y del progreso
que comparten estación…

Mas no se apenen las gentes
por tanta desidia junta…
les voy a dar un consejo,
una fábula, un cuento:
Una mantis llamada Junta
se apareó con un Concejo
y después, se lo comió.
Moraleja: unas tapinas
¡siempre nos quedará vino
y el queso de Valdeón
para asumir nuestro sino!
Pues no hay que olvidarlo nunca,
nuestra tierra tiene un sello
con forma de corazón.
Una denominación de origen,
indicativo de corrupción.
Somos un pueblo exquisito…
somos tierra de sabor.



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COFRADÍA DE NUESTRO PADRE GENARÍN