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PLEGARIA DE LEÓN A SU PROFETA GENARO
PREMIO VIII CERTAMEN GENARIANO DE VERSOS BURLESCOS
Por Roberto Martínez Barrio (León)

Es Jueves Santo en León,
no es una noche cualquiera
la que en esta plaza junta
a borrachos calaveras
para celebrar sin pompa,
¡ay, Genaro!, tus proezas.
Antaño solo unos pocos,
hoy por millares se cuentan.
Si se siente algún bullicio,
que el purista no se ofenda,
tampoco es canto de mirlo
el tronar de las cornetas.
Sepan las autoridades
compadecer nuestra pena,
los excesos se perdonan
cuando la fe es verdadera.
Padre que estás en los cielos,
Genaro, la plaza llena,
bendícenos el orujo
que abrasa las tragaderas.
En tu tierra nadie olvida
tu última noche de juerga,
cuando un sucio volantazo
dio con tu frente en la piedra.
¡Cuán desgraciado atropello,
infinita la torpeza!
Que aguantase la muralla
puede que milagro sea.
Tantas calles peatonales…
alcaldes, ¿no os avergüenza
que el Paseo de los Cubos
siga siendo carretera?

Acudimos a tu entierro
pues, Genaro, eres leyenda,
entre romances y tragos,
como nos dijo el poeta
Francisco Pérez Herrero,
erudito y sacamuelas.
Por su ingenio tu memoria
quedó perenne en la tierra.
Mañana redes sociales,
noticiarios, cabeceras
de periódicos locales
y también de las afueras
harán resonar tu nombre,
mostrarán tu estampa egregia
abrazado a una farola,
sosteniendo la botella.
Que el barril nunca se agote,
el laurel de fama eterna,
la muerte siempre afilada,
la muerte, que siempre acecha,
a Nuestro Padre Genaro
lo pilló en plena faena
haciendo hueco al orujo
y con la bragueta abierta.
Un empujón al hermano
que por la muralla trepa,
pan, queso y una naranja
junto al frasquito de hierbas,
que con alpiste son menos
si una vez tuvieras penas.
Ruega por los que trajeron
para ti esta humilde ofrenda
antes de que tanta obra
nos agote la paciencia.
A los del bastón de mando
agradan hormigoneras
y para que nada cambie
de sitio cambian las piedras.
Así León necesita
más que nunca a su profeta.

Antes capital de un reino,
hoy el reino es la despensa,
baja Genaro del cielo
para sentarte a la mesa,
que si no cae un pellejo,
caerán unas copichuelas.
Que premien nuestra cocina
a nadie causa sorpresa.
Aunque ya casi no queden
cual la de Frade tabernas,
no haya fogones de encina
y ya no viva mi abuela,
podemos catar con gusto
pizza de la Competencia,
patatas en el Flechazo,
en el Rebote croquetas,
para audaces en la Bicha
morcilla con flatulencias.
De dar más nombres me guardo,
porque la lista es extensa.
Intercede, Padre Nuestro,
que el galardón no convierta
nuestros bares en museos
y no se pierda la esencia:
frascos para el carajillo,
una larga sobremesa,
tapete para las cartas
y las tapas por la jeta.
Por ser costumbre antigua
y sin que nadie se ofenda:
queremos seguir tirando
al suelo las servilletas.

Genaro, todo lo puedes,
vente por Sáenz de Miera,
que nuestra Cultural sufre
por lograr la permanencia.
Bien nos vale la Segunda,
puede esperar la Primera
mas líbranos del descenso
que nos hunda en la miseria.
A ti nos encomendamos
porque tienes experiencia,
haz que el equipo contrario
marque gol en propia puerta,
que Rodri cambie de botas
y espabile Guarrotxena.
Sé que será de tu agrado
de orujo rieguen la hierba
del Reino y cada domingo
se sienta en él tu presencia.
Óbranos este milagro
como hiciste en otra época
para volvernos brindando
en tu honor por Sáenz de Miera.

Es Jueves Santo en León,
no es una noche cualquiera.
En el Grano las antorchas
se abren paso entre tinieblas,
desde el cielo, con la Moncha,
Nuestro Padre nos observa.
Si es que estás libre de culpa
haz examen de conciencia,
tendrás que ir a confesarte
sin demora a la taberna.
Diez chupitos y un cubata
han de ser la penitencia,
pues es tan corta la vida
y pocas las indulgencias.
La muerte siempre de guardia,
la muerte nunca se aleja,
no nos olvides, Genaro
y deja la puerta abierta,
porque San Pedro es abstemio
y yo voy de borrachera.





COFRADÍA DE NUESTRO PADRE GENARÍN